Diario

jueves, 26 de noviembre de 2009

esplendor engañoso

Aunque pienses que voy pensando, voy sintiendo.
Libertad significa liberarse día a día.
Ser libre implica no esclavizar a otro.
La lealtad es dulce para todos, en especial, para uno mismo.

Bailar en dos bodas a la vez es imposible.

La consecuencia se refiere siempre a uno mismo. Nadie asume la del otro. Sería necedad.
Creemos amar sometiendo nuestra voluntad a la del otro y viceversa. Esa es la gran mentira del denominado amor.

Amor es ir avanzando paso a paso.

Enamorarse es lo que nos hace creer que amamos. Es santísimo. Pero enamorarse implica multiplicidad, y amor tal y como lo entendemos es otra cosa.

Amar en la pareja es superar baches sin romperse ni romper al ser amado.
Atar dos veces es repetirse. ¡Qué buena es la repetición!

Por eso, nadaría lo nadado hasta unir con mis brazadas los océanos.

Ser reina implica desistir.

La habitación está llena de juguetes. Tan llena que no apetece jugar sino con alguno nuevo.

A las niñas se les regalan muñecas para que se ejerciten en la maternidad. A los niños armas. Todos sabemos para qué.

Cuando las mamás se arman y los hombres juegan con muñecas, no sé de qué igualdad están tratando.

La igualdad está en el corazón de las personas. En los hombres y en las mujeres.
Jugar a mamá o a guerrera sin criterio es un error.
"Se hace camino al andar". "Se hace camino al andar."

A las nuevas generaciones a las que la democracia y la libertad les llovieron en el regazo, no os suenan de nada las palabras del poeta.

Las mujeres no son más inteligentes que los hombres. Es la lucha por la igualdad que las mantiene alerta. Porque manifestar que las mujeres son más inteligentes en el siglo XXI, parece de necios.

Cuantos tópicos necesita la humanidad para convencerse de que lo válido es buscar, buscar y buscar lo mejor de todos y crear armonía.

Todo esfuerzo por acercarnos y complementarnos es un buen y grato esfuerzo. El resto son patrañas para envanecernos y fortalecer a los que no piensan.Volver a los tiempos de Maricastaña (de los que como se demuestra a diario-ver como matan y maltratan a las mujeres en el mundo entero y en los países libres, más imperdonable aún-) es lo que viene sucediendo.
Son esas posturas las que se nos vienen brindando. ¿Es esa la alternativa?

¿De veras importa qué sexo tire el guante?.

Cuando era chica, quería ser niño. Ya sabemos las de mi generación por qué.
Matizaré: porque hubiese sido más fácil.
Pero estaba el empeño, la lucha-sin armas-con las palabras y los argumentos. Y, sobretodo, la pregunta, por qué él sí y yo no.

En el siglo XXI, es más decisivo acabar con la violencia que mariposear con la banalidad de quién es más inteligente.

Tontos los hay, hombres y mujeres.

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