Diario

lunes, 8 de junio de 2009

Estar informados no significa tener conocimiento.
La información depende de muchos y el conocimiento depende de la capacidad de digerir la información a través de varios filtros; siempre desde el estudio por averiguar e indagar desde varias miradas interiores para encontrar nuestra verdad, nuestro pensamiento libre de ondas ajenas, de manipulaciones.

Hoy, me he enfrentado a algo desconocido.

Eso desconocido era la actitud de mi amiga. Una actitud absolutamente inexistente en la larga travesía de nuestra común amistad.

Estaba triste. Muy triste. Casi depresiva. Ella, deprimida era algo novedoso.
¿A quién le puede extrañar? A cualquiera que la conozca. A mí, también.
Pero estaba enredada no la información sino la experiencia...
Pensé: qué pena. Te ha alcanzado a ti.
"Tú que siempre reías y presumías..." Tampoco estás exenta.
¿Y quién lo está en este rio de indiferencia? ¿En este desbarajuste de falsas pertenencias de códigos, de roles?

Oh, no. No es del año de la catapún de lo que hablo. Hablo de la fatalidad de las directrices inocuas. De nuestra inanidad ante la información manipuladora y excesivamente soez.
De eso hablo. Y no es una rareza qué, hasta las personas más generosas, más conscientes duden y se desveles ante la cuestión: ¿Donde nos vamos abismando?
A mi amiga también la cogieron los cuernos del individualismo, y trata de nadar casi si fuerza en los abisales de este mundo indefinido y que aparenta ser facil.
Hay quién lo cree. Pobre demonio. Ya amenazan las viejas glorias con establecerse, arañando votos de los desesperados, de los incautos, de los soberbios que no saben lo que es pelear, sino que se dejan caer en manos de falsos dioses que predican palabras solemnes para así mejor ocultar las rancias venganzas y el ansia del poder a cualquier precio.
A ella sólo se le viene encima la suma de todas las tristezas de la humanidad. El desencanto del conocer y la no suficiencia de ese conocimiento para advertir a otros. Ella empieza a desesperar.
Bienvenida al mundo real. Pobre amiga mía.
No te abandones en este momento. Aún queda un largo quehacer. Y se te necesita para ello.



Còmo nos conocemos...

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Soy picaflor. Inconstante.Pasional.Buena amistad.