Diario

viernes, 22 de octubre de 2010

Los empeños

Cómo un ser sencillo, anónimo, del montón, como se dice coloquialmente, puede titular, etiquetar y toda esa parafernalia que parece importante.
A mi me gusta abrirme en canal, mostrar las ya avezadas carnes y los sentimientos más impolutos.
Nada sé de etiquetas, ni protocolos. Me gusta la vida más que más, siempre que la viva con coherencia y siendo, y viviéndola sin remilgos.
Hay empeños que merecen palos.
Dejarse vivir no se etiqueta ni se somete a juicio. Nadie debería juzgar a nadie. Un lapsus más en la forma de pensar, vivir y actuar.Todo es un puro lapso, mientras nos traiga una sonrisa, bienvenido y bien hallado sea.
El empeño es bueno si no se convierte en obsesivo. Como todo en la vida. Los extremos, sin son por caracter, por más que deseemos encontrarles una justificación; buenos, lo que se dice buenos, no son.
Yo me excuso con el -es que soy muy pasional. Y una eme. Es que no me controlo cuando se me chamusca el pescdo. Y eso una lata...
A los empeños me remito. Yo quisiera ser apasionada, pero sosegadamente.
Ësta se trae una guasa qué pa qué, dirá alguno.
No me extraña, me lo digo yo mísma.
Decía Carlos Cano en una canción:
Nací en Nueva York,
provincia de Granada
una noche de luna (o era sin luna?)
Vete a saber. Nada más cierto que yo naci en la provincia de Granada, esa, la de las Alhambra y el Generalife, el Zacatin y el Albaicin. Pero no nací en Granada, la única tierra a la que tengo empeño en pertenecer. Por lo demás ciúdadana del mundo.
No me empeñaría en izar una bandera, ni en señalar con el dedo a nadie sopeschoso de traición. Ya es suficientemente doloroso conocer a los falsos y que no haya justicia que se atreva con ellos.
De qué procedencia, me la trae al pairo.
No hay color que deteste, sólo el hipocrita me saca de quicio.
Tienes razón, la hipocresía es incolora. A lo mejor es por eso precisamente por lo que resulta nauseabunda.
Un empeño que me merece la pena es. ser: solidaria, coherente, honesta, veraz, simplemente, humana.
Tengo más averías que un fusil repúblicano. Hago aguas por los cuatro costados y a mi edad me digo: que me quiten lo bailao y lo por bailar. Eso si. Con toda la dignidad del mundo.
Así que empeñarmerme, empeñarme, lo haría viviendo lo más dignamente posible.
Y ya puesta como un guarro en San Martin, diré que a pesar de no estar en la atalaya, me siento bien aquí, No miro a la pantalla, eso me distrae, necesito conentrrme en las ideas y no en la luz que emite este artefacto. Soy más de recogidita entre la luz de la luna y las velas. Un lujo del que no me apetece prescindir, porque alguana vez laas velas, fueron una necesidad. Pero no quiero aburrir ocn lo de antes y lo de ahora, porque en refiriéndonos al ser humano, nos hemos quedado quietitos quietitos. Lo de las necesidades es otro cantar.
Haciendo honor al título, me empeño en ser. Y ya no doy más la lata. Eso lo haré ahora. De mi, pa mi. Gracias a todos los que pasais por aquí, Sigo en la inopía de saber como daros las gracias a traves de vuestros blogs. Cuando ya aprendo una cosilla, cambían la cosa y , otra vez a oscuras.
No doy pá más. Gracias empero de nuevo.

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